viernes, 11 de septiembre de 2009

Bellvitge, my love

¡¡Hemos vuelto!! Después del obligado parón veraniego, el APOCATÓMBESIS vuelve a la carga. Este lunes volvimos a representar la obra en la fiesta mayor de Bellvitge. Era la primera vez que actuábamos ante un público no conocido. No estaban ni nuestros familiares, ni amigos, ni fans que tanto apoyo nos han dado. Solos y sin red, realizamos el triple salto mortal que pedía el espectáculo. La verdad es que la sensación final fue muy buena. Siempre es motivo de orgullo provocar carcajadas, sonrisas o transmitir un poco de felicidad; moneda de cambio de cualquier comediante que se preste.

La verdad es que el bolo de Bellvitge quedará por años en la memoria colectiva de la compañía. No sólo por el buen regusto que nos dejó, sino también por su peculiaridad. Fue un bolo digno de cualquier compañía de comediantes de posguerra, salvando toda tragedia política. Fue uno de esos bolos en los que tienes que pelear, sudar y conseguir la atención de una audiencia popular. El público de Bellvitge es crítico y afable, ruidoso y respetuoso, infantil y adulto, atento y disperso, todo al mismo tiempo. Como actores tuvimos que gritar más de lo común, exagerar personajes, respetar risas inesperadas y modificar ritmos de escenas; todo ello para llegar a una audiencia difícil de seducir. Pero el más difícil todavía fue entre escenas, la oscuridad que nos engulló parecía pájaro de mal agüero anunciando un fracaso estrepitoso, una caída aparatosa o una hecatombe escenográfica. Pero no fue así, capeamos con arte y soltura la oscuridad y la audiencia adversa, un logro para la compañía y para cada uno de nosotros.

El APOCATÓMBESIS empieza su nuevo itinerario, pronto volveremos a actuar. El bolo de Bellvitge nos ha dado una gran experiencia para próximas actuaciones. Seguid atentos, pronto traeremos buenas nuevas.